miércoles, 13 de enero de 2010

Chistes de Fauna Ibérica II

Pues sigo recopilando chistes de animales para transformarlos en chistes de fauna ibérica. Y puesto que estas vacaciones navideñas me han dado para comentar este trabajillo con algunos compañeros naturalistas, he recopilado algunos chistes más. Por ello os dejo este chiste de mi amigo Enrique Ostos que en un principio era con dos leones pero que yo he llevado al extremo de dos linces ibéricos:

Una pareja de Linces Ibéricos se escaparon del Centro de Cría en cautividad del Acebuche en Doñana. En la huida cada uno partió con rumbo diferente. Uno fue hacia el monte blanco dentro de la Reserva Biológica de Doñana y el otro para Matalascañas. Los buscaron por todos lados, y nadie los encontró.

Después de un mes y para sorpresa de todos, volvió el Lince Ibérico que había huido para la Reserva de Doñana. Regresó flaco, famélico y afiebrado. Fue reconducido al cercado en el que se encontraba antes de la aventura. Pasaron ocho meses y nadie se acordó del Lince Ibérico que había ido a Matalascañas hasta que un día el Lince fue recapturado y llevado al Centro de cría otra vez. Estaba gordo, sano, desbordante de salud. Al ponerlos juntos, el Lince que huyó para el monte blanco de Doñana le pregunta a su colega:

-¿Cómo estuviste en Matalascañas, rodeado de urbanizaciones y playeros por todos lados tanto tiempo, y regresas tan bien de salud? Yo que fui hacia el interior del Espacio Natural de Doñana, y tuve que regresar porque casi no encontraba que comer, los conejos escaseaban y pocos encontré.

El otro Lince le explicó:

-Me armé de coraje y fui a esconderme a un Organismo Público. Cada día me comía a un funcionario y nadie advertía su ausencia.

-¿ Y por qué regresaste?....¿ se acabaron los funcionarios?.

-Nada de eso. Los funcionarios públicos nunca se acaban. Sucede que cometí un error gravísimo. Ya había comido a un director general, dos superintendentes, cinco adjuntos, tres coordinadores, diez asesores, doce jefes de sección, quince jefes de división, cincuenta secretarias, docenas de funcionarios, y nadie los dio por desaparecidos. Pero el día que me comí al que servía el café........se fastidió todo!!!!!!


Saludos, Ivan.

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